Artrosis de Mano
La Artrosis por definición es el desgaste del cartílago que recubre las articulaciones del cuerpo humano. Es un hecho inevitable que se produce con el paso del tiempo, pero también es un acontecimiento que puede adelantarse por ciertas patologías conocidas.
Clínicamente supone un dolor progresivo, rigidez paulatina y una gran limitación para las actividades diarias de los pacientes. Mucho se ha avanzado en la medicina para intentar regenerar el cartílago y revertir estos síntomas, pero en la actualidad todavía estos tratamientos experimentales no han podido conseguir este objetivo. En el mejor de los casos, y gracias a terapias basadas en células madre o factores de crecimiento, podemos aliviar los síntomas, y enlentecer la inapelable progresión del desgaste articular.
Si bien la artrosis está muy definida , tanto en su diagnóstico y tratamiento, en las articulaciones que soportan carga o peso, como la rodilla o la cadera, no ocurre lo mismo en las articulaciones de la mano, muñeca y codo. Sin embargo, y no por ser menos conocido, es menos importante para un paciente el dolor y la incapacidad que puede generar una artrosis en estas localizaciones. Por otra parte, una gran ventaja de las intervenciones quirúrgicas en la mano el codo, es que los procedimientos anestésicos tienen muchos menos riesgos que para las cirugías en las piernas, sin precisar de ingreso en hospital en la mayoría de las ocasiones.
Existen dos tipos de Artrosis, la primaria o la secundaria. La primaria es la que se desarrolla con el paso de los años. No es una enfermedad como tal, si no el proceso de envejecimiento natural de cuerpo humano. Desgraciadamente hay muchos pacientes que debutan en edades muy tempranas con este tipo de artrosis. Todo relacionado con la actividad manual desarrollada, y también con factores hereditarios. Por otra parte, la Artrosis secundaria es aquella desencadenada por algún proceso que irrumpe en el cartílago y provoca el desarrollo del desgaste articular. Estos procesos pueden ser: artritis reumatoide o similares, inestabilidades ligamentosas, o fracturas de los huesos de la mano, muñeca o codo.
Una mano con dolor, limitación del movimiento o deformidad puede ser absolutamente incapacitante para cualquier persona, y nuestra obligación es intentar devolver en la medida de lo posible una buena calidad de vida al mejorar estos serios problemas.
Para ello el mejor camino es conocer muy bien el manejo de la artrosis en nuestra especialidad. Afortunadamente existen métodos de tratamiento conservador, tales como medicación, fisioterapia, uso de ortesis,…etc que consiguen aliviar el dolor y mejorar la función de forma importante. Si desgraciadamente estos métodos no resuelven el problema, tenemos la posibilidad de realizar determinadas intervenciones quirúrgicas en cada grupo articular, con tasas de éxito muy buenas, y mínimos riesgos para el paciente. Según la articulación, son:
1.Base del pulgar
Es la conocida como Rizartrosis o artrosis trapeciometacarpiana. Es la más frecuente y limitante, por alterar el funcionamiento del dedo más importante. Podemos plantear las siguientes operaciones:
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- Extraer el hueso trapecio, responsable del dolor. De forma clásica o artroscópica. Se consigue alivio del dolor y mejora de la movilidad, pero es posible que se genere una pérdida de la fuerza y destreza en la pinza
- Fusionar los huesecillos de la base. Mejora muchísimo el dolor, pero se pierde gran movilidad. Especialmente en gente joven que necesita fuerza
- Prótesis trapeciometacarpiana. Es nuestra cirugía preferida. Consigue restaurar la movilidad, aliviar el dolor y mejorar la fuerza y destreza de la pinza
2.Dedo largos
Muy frecuentes, pero habitualmente no incapacitantes. Podemos hacer:
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- Fusión de la articulación. Mejoramos el dolor pero la limitación residual es importante
- Prótesis interfalángica. Similar a la prótesis trapeciometacarpiana. Conservan movilidad y mejoran la función.
3.Muñeca
Se altera la función de levantar y agachar la muñeca. Es la artrosis Radiocarpiana. En estas lesiones podemos realizar: Cirugía artroscópica de limpieza articular, tratamiento de úlceras en el cartílago, y aporte de factores de crecimiento. Con ello podemos aliviar de forma temporal los síntomas del paciente, y enlentecer la rápida progresión de la degeneración articular.
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- Fusión de la articulación. Muy resolutiva en quitar del dolor, pero se anula la movilidad, con su consiguiente pérdida de la función.
- Prótesis radiocarpiana. Resulta la cirugía ideal. Recupera un 70-80% de la movilidad de la muñeca, sin dolor. La persona debe evitar realizar actividades manuales de alta demanda, para cuidar la prótesis. Es imprescindible que el cirujano tenga una adecuada experiencia en este tipo de intervenciones, por elevada complejidad de la misma.
4.Antebrazo
Por antebrazo hay que entender la articulación del giro de muñeca, ya que se mueven los dos huesos del antebrazo, y problemas en esta localización pueden traducir síntomas por todo el antebrazo y hasta el codo.Cuando tenemos artrosis a este nivel, se puede realizar:
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- Extraer el hueso del cúbito en la muñeca. Es un método tradicional para conseguir aliviar el dolor, pero en un tercio de los pacientes se genera un problema importante de inestabilidad, dolor intenso y pérdida de fuerza
- Fusión de los huesos implicados en el giro. Esta cirugía casi no se contempla, por la altísima limitación que provoca.
- Prótesis radiocubital distal. Esta prótesis es famosa por haber resuelto el problema de la artrosis a este nivel, consiguiendo resultados excelentes, incluso en gente joven La durabilidad de esta prótesis es muy larga. Al igual que la prótesis radiocarpiana, precisa mucha experiencia del cirujano responsable.
5.Codo
El codo también sufre proceso de artrosis. En este caso la alternativa de la fusión casi nunca es factible, por la lógica secuela que puede producir en un paciente la nula movilidad de esta articulación. Por eso la cirugía de Prótesis de codo es la aconsejada como cirugía de elección. Hace ya varias décadas el motivo principal para implantar estas prótesis era padecer artritis reumatoide no controlada. En la actualidad, y cada vez más, supone un recurso excelente en pacientes mayores de 60 o 65 años que sufren un daño articular severo a consecuencia de fracturas complejas en la zona de los cartílagos. También la experiencia aquí es un requisito muy importante.
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